Rebi ha desarrollado un sistema propio de comunicación con los usuarios de las redes de calor con biomasa que construyen. Una herramienta para la gestión del consumo energético que, entre otras funciones, permite detectar con precisión e inmediatez una posible fuga o incidencia, para evitar así que los usuarios se queden sin calefacción o agua caliente.

Esta empresa de servicios energéticos, con sedes en Valladolid y en Soria, realiza toda la cadena de valor de un proyecto de redes de calor con biomasa como cálculo, diseño, investigación de nuevos sistemas de transporte y manejo de biomasa, ejecución del proyecto, legalización y mantenimiento. Además diseña y construye las subestaciones de intercambio de calor y diseña en 3D centrales de calor con biomasa.

Durante los últimos años, Rebi está desarrollando actividades de I+D+i. Uno de los aspectos que ha trabajado es el control y la eficiencia. José Carlos Palomar Niño, director de Operaciones, explica que el sistema de control se puso en marcha por primera vez en Ólvega (Soria), donde construyeron su primera red urbana de calor -en inglés se conoce como 'district heating'-, en funcionamiento desde finales de 2012, y ahora se está replicando para su puesta en marcha tanto en Soria como en Valladolid.

La fibra está conectada a un PC que controla las incidencias y genera una alarma si procede

Toda la red lleva adherida fibra óptica. Ésta también llega hasta el circuito del usuario y su sala de calderas, donde está colocada la subestación de intercambio que instalan para sustituir a la caldera de gasóleo. La fibra óptica permite detectar cualquier tipo de fuga del agua que circula por el circuito cerrado a una temperatura de 90 grados, daños que se produzcan en el aislante y en la tubería, así como otras incidencias que puedan afectar al circuito o la sala de calderas.

Este sistema de fibra óptica está conectado con un ordenador que controla las posibles incidencias y dispone de un sistema de alarmas. Si falla la presión en una determinada zona de la red, por poner un ejemplo, el ordenador lo detecta y notifica al personal de mantenimiento, con la ventaja de que se puede conocer con precisión dónde se ha producido el problema. Además, la tecnología permite previsualizar a tiempo real continuamente el consumo de calor (calefacción y agua caliente) de cada cliente, el consumo en kilovatios térmicos y el consumo de temperatura.

«Hasta ahora si se estropeaba su calefacción, había una fuga en el circuito o se rompía una bomba, los vecinos no se enteraban hasta que no se quedaban sin calefacción», apunta Palomar Niño, «de esta forma el arreglo es inmediato y la detección prematura para que no se queden sin calefacción en ningún momento».

Grosso modo, el sistema está formado por fibra óptica, autómatas, sondas y un contador en cada subestación de intercambio de placas, entre otros elementos. Tanto la fibra óptica como el contador inteligente son los elementos clave del sistema. «Podemos adecuar la oferta de energía para planificar el aprovechamiento más adecuado de la producción de energía, y por ende del combustible que es la astilla», recalca.