Los 68 vecinos del edificio, ubicado en la calle Jorge Vigón, ahorrarán más de 42.000 euros al año en combustible
La empresa instaladora es de Logroño, Pedro Alonso Calefacciones, y cuenta con el respaldo de una de las compañías líderes en España en este sector energético, Recursos de la Biomasa (REBI)
En la actualidad se está estudiando la implantación de este nuevo sistema mucho más limpio y menos contaminante que el gas y el gasóleo en varias comunidades de Logroño y en otros municipios de La Rioja.
La Rioja ha estrenado la primera instalación de calefacción y agua caliente de biomasa en una comunidad de vecinos del centro de Logroño. Esta mañana, el presidente del Gobierno regional, Pedro Sanz; el director general de Innovación, Industria y Comercio, Julio Herreros, y la alcaldesa de Logroño, Concepción Gamarra, visitaron este lunes el edificio, ubicado en el número 9 de la calle Jorge Vigón. Allí fueron recibidos por responsables de la empresa instaladora, Pedro Alonso Calefacciones, que es de La Rioja y que trabaja con el respaldo de una de las compañías líderes del sector en España, Recursos de la Biomasa (REBI).
El nuevo sistema implantado en este edificio de 68 viviendas, en el que se han sustituido las antiguas calderas de gasóleo por unas de biomasa, contamina mucho menos el medio ambiente que el anterior y les permitirá ahorrar a los 68 propietarios del bloque más de 42.000 euros al año en combustible. Esta notable diferencia se debe a que las calderas de biomasa se alimentan de pelets (pequeños cilindros de serrín y virutas de madera seca, triturada y prensada), un combustible mucho más barato que el gasóleo y también que el gas.
Así, mientras el litro de crudo cuesta 91 céntimos de euro, según datos de marzo del Ministerio de Industria, su equivalente energético en biomasa (2 kilogramos de pelets) cuesta la mitad, 46 céntimos. Además, el precio del gasóleo fluctúa mucho, dependiendo de los mercados y de numerosas circunstancias externas (en los últimos dos años se ha encarecido alrededor de un 30%), mientras que el de los pelets es estable y facilita fijar contratos de larga duración con un precio preestablecido de antemano.
Ante estas ventajas, las comunidades pueden optar por cambiar a biomasa toda la instalación comunitaria de agua caliente y calefacción y, aún así, pagar menos cada año, como sucede en el edificio de Jorge Vigón. Durante los 10 ejercicios en los que se están pagando las nuevas calderas cada vecino ahorra ya 120 €/año y a partir de ese momento en el que se amortizan 620€/año (42.000 €, toda la comunidad).
Además, durante esos 10 primeros años, el mantenimiento integral de las calderas, tanto el preventivo como el correctivo, corre por cuenta de las empresas instaladoras, lo mismo que el suministro de pelets que se realiza de forma automática mediante camiones cisterna similares a los del gasóleo. En este caso, los pelets se transportan desde la fábrica de Cabrejas del Pinar en Soria, a 105 kilómetros, donde cada año se producen más de 40.000 toneladas de pelets.